La editorial Contra sigue ampliando su excelente catálogo en lo que a estudios musicales se refiere y ahora anuncia la llegada de 'Temporada de Brujas. El Libro del Rock Gótico' de Cathi Unsworth. Una obra que nos traslada a la Inglaterra de 1979, con el punk en decadencia y la llegada de la terrible Margaret Thatcher al poder, momento en el que un buen número de artistas surgidos bajo esta crisis (Cocteau Twins, Siouxsie and the Banshees -en la foto-, Joy Division, The Cure...) encuentran una manera de destilar la disonancia y la oscuridad de la cambiante década en una nueva forma de música, afín al punto apocalípticos de las nuevas políticas neoliberales, que también se darán en Estados Unidos de la mano de Ronald Reagan en forma de la no-wave. Cuarenta años desde su eclosión, la autora ofrece la primera visión global del movimiento gótico (o también conocido como siniestro) y cómo fue moldeado por la política de la época, desde las huelgas de los mineros y la privatización hasta los disturbios y el SIDA, así como también cómo sus imágenes del rock ‘n’ roll fuera de la ley y su música innovadora y atmosférica se polinizaron a lo largo de todo el mundo. Tiempo de Brujas, prologado por Ana Curra de Parálisis Permanente, pone el foco en el sonido oscuro y no dejará a un lado propuestas como las de Bauhaus, The Sisters of Mercy, Killing Joke, The Cult, Echo & The Bunnymen, The Birthday Party, Nick Cave & The Bad Seeds, The Cramps, The Gun Club, Lydia Lunch, Soft Cell, Magazine, Theatre of Hate, New Model Army, Joolz, These Immortal Souls, Crime & The City Solution, Diamanda Galás, Einstürzende Neubauten, Virgin Prunes, Cocteau Twins, Danielle Dax, Cardiacs y un largo etcéctera, que han dejado para la posteridad canciones maravillosas como 'Boys don't cry', 'The Killing Moon', 'Bela Lugosi's dead', 'Lorelei' o 'Honk Kong Garden'..., y cuya influencia llegó hasta bandas españolas como Alaska & los Pegamoides, La Dama se esconde, los primeros Gabinete Caligari, Décima Víctima, o en la actualidad con Depresión Sonora. Larga vida a la música siniestra.